Luz a la familia

Nuestra Historia

Una noche me levanté en llanto pidiendo a Dios que me ayudara a ser la esposa y madre conforme a su voluntad. Mi hija mayor tenía 4 años, las gemelas 18 meses y el niño de brazos. Vino a mi mente un libro sobre la familia el cual comencé a leer, mis ojos fueron abiertos y en un mes mi vida cambió.

Era una mujer organizada y con metas definidas. El Espíritu Santo puso una inquietud en mí. “Eran días de buenas nuevas y no podía callar”. Dios había hecho un milagro conmigo como esposa, madre y ama de casa.

Mis vecinas, madre de 17 años y 19 años, fueron las primeras discípulas de mi hogar.

Comenzamos a reunirnos a las 6:00 a.m., para orar y conocer a través de la Palabra de Dios ¿Cómo ser la esposa y madre que Dios quiere que seamos? El grupo creció y comenzamos a reunirnos a la, mientras mis hijos tomaban la siesta yo compartía la palabra con mujeres en la sala de mi casa. Pasó un tiempo y mi esposo fue llamado al PASTORADO y tomé el lugar de la esposa de un ministro.

Al año, me acuerdo que fui a una conferencia la cual me edificó. Buscando un grupo para almorzar, me toco un grupo de mujeres viudas y divorciadas, las cuales me hicieron esta pregunta, “Aquí han dado conferencias para la esposa, madre y jóvenes, ¿Y a nosotras qué?”. Esa pregunta traspasó mi alma. Todos los días oía las voces de aquellas mujeres: ¿Qué hay para la mujer sola en la iglesia? ¿Qué hay para nosotras?” El Espíritu Santo comenzó a darme lo que había. Prepare un banquete en navidad para ellas, el tema fue: “QUE HAY EN EL FUTURO PARA UNA MUJER ENCADENADA AL PASADO”.

Comencé a pedir donaciones de comida, ya que este banquete era gratis. Asistieron 88 mujeres de diferentes denominaciones. En el banquete me fui a solas con Dios y le pregunté, “¿Qué hago después con estas mujeres?” Él me dijo: Cítalas para el mes que viene a otra conferencia.

Así se fue formando el ministerio, conocido: “Para Ti Mujer” Y El Espíritu de Dios me siguió guiando para ministrarles a los niños y se añadió “Para Ti Mujer y Niños”, luego a los jóvenes, esposa de pastores y finalmente a la familia completa, donde hoy se conoce como “LUZ A LA FAMILIA”.

El amor a las familias del pueblo y a los amigos me llevo a ampliar la visión en forma milagrosa. Dios nos ha expandido el ministerio donde alcanzamos la familia por medio de seminarios, conferencias, banquetes, televisión, radio, literatura y mensajes en grabaciones. Mi esposo, nuestros hijos y la congregación son parte de este ministerio. Solo puedo decir hasta aquí nos ayudó Jehová. Gracias a Él por darme un esposo que me da la libertad de servirle al cuerpo de Cristo. Si me preguntan, ¿cómo lo he hecho hasta aquí? Pues “He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi Señor”. 1 Samuel 25:41. Gracias a mi esposo, a mis hijos que siempre han sido parte de esta obra. Y a mi hermosa iglesia Rebaño Compañerismo Cristiano la cuál pastoreamos mi esposo y yo junto a mis hijos.

– Ruth Mercado

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